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Autora Patricia Bosch

El Material de Explotación Sexual Infantil: la lacra invisibilizada de la violencia sexual hacia menores.

¿Por qué llamarlo Material de Explotación Sexual Infantil (MESI de ahora en adelante) y no pornografía infantil?

Porque se trata de la grabación de actos de violencia sexual contra niños/as, y/o adolescentes, y es extensible a otros materiales sexualizados que representen a niños/as, y/o adolescentes. Es importante tener en cuenta que el MESI constituye delito.

¿Qué rol le estamos otorgando al/la niño/a si hablamos de pornografía infantil?

Un rol activo, de decisión, de consentimiento. Más allá de los criterios éticos y morales de cada cual, la pornografía se asocia a una industria de lucro, y al material para obtener placer sexual. Pornografía implica voluntariedad y consenso entre personas adultas (a excepción de los casos relacionados con la inducción a la prostitución y explotación sexual), y, por tanto, debemos tener claro que un/a menor nunca puede consentir. Así pues, debemos alejarnos de otorgar, aún sin saberlo, ningún tipo de rol activo al/la menor, y usar las palabras adecuadas: MESI.

¿Todas las personas que consumen MESI presentan pedofilia?

Rotundamente no, pero sí están cometiendo actos de pederastia. Aunque no hay consenso en el ámbito profesional al respecto, desde mi amplia experiencia en el abordaje de la violencia sexual y el tratamiento del trauma, acompañando a personas que han sufrido violencia sexual, y tratando a personas que la han perpetrado, no tengo ninguna duda que el consumo de MESI es pederastia. Se trata de imágenes de agresiones sexuales reales cometidas a menores.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre pedofilia y pederastia?

Por un lado, a nivel clínico, la pedofilia hace referencia a aquellas personas que presentan un impulso y preferencia sexual hacia menores de edad preadolescentes, generalmente menores de 13 años (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-5). Por otro lado, la pederastia implica haber realizado comportamientos de agresión sexual, o similares, a menores de edad, implica haber agredido sexualmente a un/a menor, incluyendo el visionado, producción y/o comercialización de MESI.

Una persona pedófila no elige serlo, una persona pederasta sí. Puede elegir pasar o no a la acción, cruzar esa línea y agredir a un/a menor, o aprender a gestionar el impulso y la atracción hacia menores, y tener una vida alejada del delito y no hacer daño. Esto último, con el soporte profesional especializado, es posible.

En relación al consumo de MESI, cabe señalar que puede tratar de conseguir diferentes objetivos. Por un lado, puede ser una vía inicial que va abriendo el camino a la agresión sexual de menores offline (o “hands on”), o justamente también puede ser una forma de evitar estos delitos offline. En algunas ocasiones, la persona llega a consumir este material en la búsqueda de nuevos estímulos sexuales, por curiosidad, o como una forma de lucro o estatus de poder. Y en otras, como forma de conseguir excitación y placer sexual (en estos casos mayormente hablaríamos de pedofilia).

Pero, ¿se puede llegar a consumir este tipo de material (MESI) por accidente?

Sí, es más fácil de lo que pensamos (aunque haya a quiénes esta afirmación les coja por sorpresa). Es relativamente sencillo acceder a visionar imágenes de agresiones sexuales reales a menores, en redes sociales de uso habitual. Por mi experiencia, me suelo encontrar con dos reacciones comunes: o bien estas imágenes son compartidas en aras de denunciar la acción y desde la incredulidad de que eso esté sucediendo (nada recomendable ya que al compartir las imágenes estamos perpetuando la agresión sexual). O bien las personas se encuentran inmunizadas a este tipo de imágenes y no responden de ninguna manera. El riesgo de no reaccionar, puede conllevar consecuencias deplorables. En el momento en que se normalizan imágenes de explotación sexual infantil, se está normalizando una agresión sexual, y esto implica, entre otras cuestiones, que no estamos parando la violencia. Nunca, bajo ningún concepto, la violencia debe permitirse, y no hacer nada al respecto es precisamente eso: permitirla.

Abordaje del trauma por haber sufrido violencia sexual

En relación al abordaje del trauma por haber sufrido violencia sexual, cabe decir, que cuando alguien ha sido victimizado por MESI, la tarea de significar la agresión y poner fin a ese abuso de poder, aunque sea a nivel simbólico, se vuelve altamente complicada. Esa persona no tiene el control sobre las imágenes que se difundieron en su momento, y siente un profundo terror y un alto nivel de indefensión ante la idea o el desconocimiento, de si esas imágenes siguen siendo difundidas. No tener el poder de parar esa difusión, entorpece enormemente el proceso de sanación del trauma. Es fundamental tenerlo presente. El consumo de MESI perpetúa este trauma en muchas de las víctimas, y debe ser señalado y significado como lo que es: una agresión sexual real.

¿Conocéis el concepto de “sugar daddy”?

Está ampliamente extendido, y desafortunadamente normalizado, entre las adolescentes de nuestra época. La definición es la siguiente: “hombre que ofrece dinero o regalos a otra persona a cambio de compañía y afecto, en el que se pueden dar relaciones sexuales o no, no siendo un intercambio explícito a cambio de favores sexuales”. Siendo que el concepto y la existencia del mismo es más que cuestionable, estaríamos de acuerdo que cuando un hombre mayor de edad se ofrece ser el sugar daddy de una menor de edad, vía redes sociales, deberían saltarnos todas las alarmas ¿verdad? Podríamos consensuar que, como mínimo, esta acción nos podría hacer pensar en un posible acto de pederastia, y que deberíamos denunciarlo o reportarlo en la red social de pertenencia, ¿sí? Pues bien, eso no suele suceder. En el imaginario social adolescente se acepta que existen sugar daddies, como mucho se ríen o mofan de ellos, y en ínfimas ocasiones son reportados en la red social pertinente, y en aquellos casos excepcionales donde sí lo son, la respuesta es que no se puede hacer nada al respecto porque no se ha saltado ninguna normativa relativa a la red social en cuestión. Así pues…tenemos todavía mucho trabajo por delante para conseguir cambiar el statu quo.

Andrés Sotoca, Manuel Ramos y Alejandra Pascual

Seguimos. Para los/as profesionales que acompañan a personas que han consumido MESI, y para aquellas con un interés particular en el tema, y en la violencia sexual en general, les recomiendo el estudio de “Andrés Sotoca, Manuel Ramos y Alejandra Pascual (2018). Sotoca-Plaza, A. , Ramos-Romero, M. y Pascual-Franch, A. (2020). El Perfil del Consumidor de Imágenes de Abuso Sexual Infantil: Semejanzas y Diferencias con el Agresor offline y el Delincuente Dual. Anuario de Psicología Jurídica, 30, 21 – 27”. Los autores estudian los parecidos y las diferencias en los perfiles psicosociales y criminológicos de abusadores offline y consumidores de MESI, así como de aquellos individuos que cometen ambos delitos simultáneamente, los agresores duales, para intentar dar respuesta a la probabilidad que un consumidor de MESI acabe abusando físicamente (offline) de un/a menor. Así pues, el uso del perfil del consumidor de MESI, puede resultar una herramienta útil para gestionar el riesgo que los consumidores de MESI lleguen a abusar físicamente de un/a menor.

Es importante apostar por un cambio de paradigma educativo

Para finalizar con el hilo de mi exposición y humilde reflexión sobre el MESI y cómo de invisibilizado está en el ámbito de la violencia sexual hacia menores, la gran pregunta: ¿qué tipo de ciudadanos/as queremos ser? Es importante apostar por un cambio de paradigma educativo, que promueva la educación emocional, el pensamiento crítico, y el aprender a aprender. Es desde aquí, que conseguiremos que las personas cuestionen lo que ven, tengan claro qué es un abuso y/o agresión sexual, y reaccionen denunciando adecuadamente y sumando en la tarea de proteger a los/las menores, y a las personas más vulnerables.

Faltan herramientas que nos permitan luchar para la prevención de la violencia sexual hacia menores

Hacen falta acciones de sensibilización y divulgación en materia de violencia sexual, que ayuden a “despertar la conciencia” y transmitan herramientas que nos permitan luchar para la prevención de la violencia sexual hacia menores. Desde ÂngelBlau llevo a cabo una formación sobre “Abuso sexual infantil, pedofilia y pederastia. Aproximación a la violencia sexual que se erige como una propuesta rupturista que pretende favorecer el cuestionamiento de lo establecido, y promueve que nos atrevamos a pensar diferente. Con esta formación interpelamos a la sociedad en general, que somos todos/as, para conseguir resultados diferentes.

La prevención del abuso sexual infantil nace en la misma raíz del problema, y mi propuesta es mirar sin miedo y de forma directa hacia esta raíz. Claramente, apuesto por ello.

 

Referencias bibliográficas de interés:
American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-5 (5ª edición).
Andrés Sotoca, Manuel Ramos y Alejandra Pascual (2018) . Sotoca-Plaza, A. , Ramos-Romero, M. y Pascual-Franch, A. (2020). El Perfil del Consumidor de Imágenes de Abuso Sexual Infantil: Semejanzas y Diferencias con el Agresor offline y el Delincuente Dual. Anuario de Psicología Jurídica, 30, 21

Si crees que podemos ayudarte o tienes alguna duda, llámanos al 93 642 53 81, o envíanos un correo a info@angelblau.com.

ARTÍCULO ESCRITO POR LA PSICÓLOGA PATRÍCIA BOSCH (SECRETARIA DE ÂNGELBLAU)

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