Abuso Sexual Infantil en la Iglesia Católica.
Dado que el abuso sexual infantil (ASI) en instituciones religiosas ha recibido una mayor atención mediática en los últimos meses, desde ÂngelBlau hemos querido indagar más en este fenómeno.
Para ello, contactamos con dos investigadoras, Laura Sicilia Matas (Psicóloga social e investigadora en victimización infantojuvenil) y Anna Segura-Montagut (Doctora en Psicología Clínica y de la Salud), que junto a la Doctora Noemí Pereda, llevaron a cabo un estudio sobre la “Victimización sexual infantil por representantes de la Iglesia Católica en España: Descripción de sus características y daño espiritual en sus víctimas”, para preguntarles que se conoce a día de hoy sobre este fenómeno y cómo se podría intervenir.
En el contexto de la Iglesia Católica se registran más víctimas hombres que mujeres
En primer lugar, los estudios científicos muestran que, a nivel general, el ASI afecta a un mayor porcentaje de víctimas mujeres (60%, aproximadamente). Sin embargo, en el contexto de la Iglesia Católica se registran más víctimas hombres que mujeres. ¿Por qué en la Iglesia hay más víctimas hombres que mujeres?
Esta diferencia, según apuntan las investigadoras, reflejaría factores de oportunidad y accesibilidad. La mayoría de las investigaciones están basadas en denuncias de víctimas adultas que sufrieron estos episodios hace más de 30 y 40 años, período en que la educación escolar todavía se caracterizaba por la segregación por sexo.
De esta manera, los sacerdotes tenían más oportunidad de abusar de los niños, especialmente en las escuelas y en los internados, pero también en la propia Iglesia, donde muchos niños varones contribuían al cuidado y organización parroquial.
Datos cualitativos del estudio indican que el contacto y trato con las mujeres víctimas solía ser a través de las familias, en un contexto en el que el sacerdote del pueblo o municipio accedía a la mayoría de hogares y familias gracias a su rol de referencia y autoridad, a raíz del cual gozaba de respeto y confianza incondicionales. Otro dato que respalda esta explicación es el aumento del porcentaje de víctimas mujeres en la década de los 90, durante la transformación hacia la escolarización mixta.
Otra teoría que explica el menor porcentaje de víctimas mujeres dentro de la Iglesia Católica es la invisibilización de estos abusos, en la medida en que no han aparecido aún públicamente, por lo existiría un sesgo con una mayor frecuencia de víctimas varones.
¿Entonces, habría más pedofilia dentro de la Iglesia Católica?
Probablemente, el problema no es que haya más pedofilia en contextos religiosos o, en concreto, en el de la Iglesia Católica. Más bien, la pederastia está presente en muchas organizaciones e instituciones jerárquicas. Instituciones como la Iglesia, tan poderosas, tan jerarquizadas y donde la asimetría de poder es tan grande, son contextos que propician que los victimarios ejerzan un abuso de ese poder contra los niños, niñas y adolescentes, de manera más inadvertida e impune.
Asimismo, en el caso de la Iglesia, los casos de ASI han sido ocultados de manera predeterminada y sistemática, lo que ha permitido la prolongación y enquistamiento del problema durante muchas décadas. En este sentido, a lo largo de los últimos años también se han reportado numerosos casos de ASI en el mundo del deporte de alto rendimiento, sistemas de protección de la infancia o en organizaciones juveniles, todas instituciones o organizaciones con elementos similares a los descritos anteriormente.
Es decir, en dichas instituciones la persona adulta mentora o entrenadora es una figura de autoridad, que recibe obedecimiento y no cuestionamiento, y que además es alguien que merece confianza y respeto y no cabe duda que su prioridad es cuidar del niño, niña o adolescente. Como se puede ver, no hay muchas diferencias con la figura del sacerdote o el profesor religioso.
Los posibles factores de riesgo, dentro de la Iglesia
En esta misma línea, surge la duda de cuales podrían ser los posibles factores de riesgo, dentro de la Iglesia, para cometer ASI. Algunos estudios mencionan que el celibato y la represión sexual, podrían jugar papeles importantes en la perpetración de victimización sexual a los niños, niñas y adolescentes. Las investigadoras explican que el ASI es un problema multifactorial, pero cuestionan que la sexualidad sea un factor de riesgo relevante dado que las investigaciones indican que el factor clave es el abuso de poder. Bajo este paradigma de comprensión del ASI, en nuestro contexto social y cultural el abuso sexual es una forma de abuso de poder, es por ello que es más probable que se cometa en entornos cerrados, inaccesibles y jerarquizados.
En este sentido, como ocurriría en todo acto de abuso de poder, dentro de la Iglesia se han reportado abusos contra niños, niñas y adolescentes, pero también contra monjas, novicias y feligresas. En definitiva, la asimetría de poder y el tipo de autoridad de los representantes de la Iglesia, como figuras que representan a Dios y a los valores morales cristianos, pueden tener un peso muy importante en la posibilidad de cometer el ASI.
Las prácticas de abuso de poder son legitimadas, silenciadas, en vez de ser visibilizada
Además, como parte del análisis del fenómeno se debe añadir el hecho sociocultural de que, en muchas instituciones (como los ejemplos aportados anteriormente), las prácticas de abuso de poder son legitimadas, silenciadas, en vez de ser visibilizadas, denunciadas y confrontadas, ya sea por miedo, coacción o conveniencia.
Esto se manifiesta cuando las víctimas quieren romper el silencio y relatar el abuso. Por una parte, hay una protección de las figuras abusadoras de forma generalizada, especialmente, en las instituciones religiosas, pero además se ha hecho un gran esfuerzo por ocultar e invisibilizar estos abusos de forma sistemática, hasta el punto de enviar a los religiosos victimarios de abusos a ejercer a otras localidades, incluso a otros continentes. Que estos hechos no hayan tenido, hasta ahora, penalización e incluso se haya señalado a las víctimas, no solo perpetua el problema, sino que prolonga y aumenta la revictimización de las víctimas.
Cuanto más significativa o referente es la persona que abusa para la víctima, mayor es el daño derivado de los abusos
Tal y como ocurre en el ASI fuera de la Iglesia, cuanto más significativa o referente es la persona que abusa para la víctima, mayor es el daño derivado de los abusos. Además, se ha observado que las personas que han sufrido ASI en instituciones religiosas tienen mayor afectación en su espiritualidad y que esta falta de espiritualidad o espiritualidad dañada, derivada de los abusos, les predispone a tener más probabilidades de desarrollar problemas de salud mental.
Asimismo, comentan que la espiritualidad es una esfera muy importante para la resiliencia. Así, a la hora de tratar a una víctima de ASI por parte de una persona vinculada a la Iglesia, nos explican que conviene tener una mirada más integral y tomar en consideración factores como el sistema de creencias, los valores, la fe y la relación con Dios y la Iglesia, puesto que estos se pueden ver gravemente afectados tras los abusos.
Protocolos de actuación frente al ASI
Por otro lado, en cuanto a la existencia de protocolos de actuación frente al ASI o de detección de estos comportamientos, ambas señalan que no están al corriente de que existan protocolos estandarizados para tratar este problema en el contexto de la Iglesia Católica, y concretamente en España. Comentan que existen iniciativas que surgen de la preocupación por parte del Papa de Roma, como por ejemplo el informe reciente del CIASE en el que se realizan distintas recomendaciones en materia de prevención, tales como el apoyo en entidades locales, organización de seminarios y conferencias y organizar grupos de apoyo para las víctimas, entre otros. Pero el gran problema, sigue siendo el silencio.
Otro ejemplo más, y muy reciente, es la negativa de la Iglesia española a crear una comisión independiente que investigue todos los casos de abusos cometidos.
En ÂngelBlau creemos que una buena prevención pasa por tratar y ayudar a las personas que pueden cometer un abuso sexual, antes de que lo cometan, es así como podemos evitar la aparición de nuevas víctimas.
Ante la gran pregunta de cómo intervenir en la Iglesia para que esto no siga sucediendo, la respuesta es clara, reconocer que el ASI es real, que ha sucedido y sigue sucediendo, que es un problema que hay que tratar, visibilizarlo y enfrentarnos a él. Romper el silencio es clave.
Para finalizar, os recomendamos el libro de “Lobos con piel de pastor” y el documental “Examen de conciencia”.
Por último, dar las gracias a Laura Sicilia Matas y Anna Segura-Montagut, por acceder a realizar esta entrevista y por arrojar un poco de luz sobre un tema tan invisibilizado como es el abuso sexual infantil dentro de la Iglesia.
Artículo escrito por la psicóloga Cristina Castells (voluntaria en ÂngelBlau) y la psicóloga Paula Llorens (voluntaria en ÂngelBlau) en colaboración con Laura Sicilia Matas y Anna Segura-Montagut.