”Me reconozco en algunos testimonios de pedófilos abstinentes.
Soy de origen europeo y estoy felizmente casado con una estadounidense. Vivo en los Estados Unidos. Me siento preocupado por el consumo de pornografía infantil. A pesar de las medidas represivas y los riesgos de ser detectado por la policía, no puedo detenerme aunque lo he intentado varias veces. No tengo ningún deseo o problema con los niños reales, incluso cuando estoy solo con ellos. Me reconozco en algunos testimonios de pedófilos abstinentes.
Tengo tres hijos que adoro, pero con los que soy un buen padre y nada más. Amo y quiero a mi esposa, pero eso no me impide sumergirme en este infierno virtual aun sabiendo que los niños detrás de la web no son actores sino verdaderas víctimas.
Descubrí la pornografía para adultos a los 12 años en videos ocultos en la habitación de mi hermano mayor. Raramente los observaba, pero poco a poco se convirtió en una droga y, a fuerza de buscar y buscar novedades, descubrí a los 18 años la pornografía infantil y me encontré sintiendo la misma emoción que cuando tenía 12 años.
Cuando conocí a una mujer, pensé que esta necesidad se estaba yendo, pero me equivoqué. Traté de razonar conmigo mismo, pero los impulsos seguían siendo fuertes. Comencé a tener sudores por las noches y mi esposa se preguntaba por mi salud. Estaba lejos de imaginar que realmente necesitaba ayuda específica y que si existiera una asociación como la vuestra, no habría llegado a esta etapa de mi adicción.
Al leer las páginas de vuestro sitio y todos los artículos que presentan vuestro enfoque, encontré esperanza. Estoy listo para ayudarme y, si es necesario, iré a Europa para participar en sus grupos de palabras. Leí que su asociación en los Estados Unidos todavía no está operativa, ¿tiene alguna idea sobre su apertura? Creo que los Estados Unidos necesitarían desarrollar su acción en la medida en que satisfaga plenamente las necesidades de miles de pedófilos que son abstinentes pero consumidores de pornografía infantil.