Abuso Sexual Infantil: La evaluación e intervención en prisiones
Nos gustaría compartiros un fragmento de la jornada “Abuso Sexual Infantil: La evaluación e intervención en prisiones”, organizada por el Centre D’Estudis Juridics I Formació Especialitzada (CEJFE) y en el que nuestra compañera y psicóloga Patricia Boschha participado.
¡Esperamos que sea de vuestro interés!
TRANSCRIPCIÓN DE LA PONENCIA:
Deciros que para mí es un orgullo y un placer siempre, poder participar en acciones del Centre d’Estudis Jurídics i Formació Especialitzada (CEJFE).
Comenzaré explicando un poco cuáles son las características de los autores de abusos sexuales a menores y cuál es la diferencia entre pedofilia y pederastia.
Diferencia entre pedofilia y pederastia.
En relación con qué es pedofilia, a nivel clínico, este concepto hace referencia a aquellas personas que presentan un impulso y preferencia sexual hacia menores de edad preadolescentes, generalmente menores de trece años. Según el DSM-5, esta parafilia debería de estar presente al menos seis meses y se podría circunscribir a la atracción exclusiva o no hacia menores, así como por uno o ambos sexos, y/o limitado o no al incesto.
En relación con la prevalencia se calcula que entre el 1% y 9% de hombres se sienten sexualmente atraídos por menores. Esta cuestión, por tanto, es preocupante, ya que, si extrapolamos estas cifras a nuestro entorno, podemos deducir que hay una multitud de hombres que conviven con esta atracción sexual desde el silencio.
Remarcar que, en Cataluña, fuera del ámbito de la ejecución penal, la oferta de programas de intervención psicológica para hombres que presentan pedofilia y que no agreden sexualmente a menores, es casi inexistente. Por ello es importante y necesario diseñar y ofrecer una intervención adecuada para aquellos casos que pretenden aceptarse y encontrar una manera de vivir saludable controlando sus impulsos sexuales.
En cuanto al predominio de pedofilia en la población general, destaca el estudio de los autores que aparecen en la diapositiva (Beier, Alhers, Shaefer y Feelgood, 2006) sobre una muestra de 373 hombres, que tiene como conclusión una frecuencia de la pedofilia en la población masculina inferior al 5%. En condiciones de anonimato, decir que el 9% admitió tener fantasías sexuales con niños y niñas y que un 6%, reconoció masturbarse con fantasías sexuales con niños y niñas.
Ahora sí, os explicaré los tipos de pedófilos y comenzaré por los tipos de pedófilos según la edad de los/as menores.
Tenemos la pedofilia, que se refiere a las personas que sienten una atracción sexual hacia menores de 11 años aproximadamente.
Después tenemos la pedohebefilia, que corresponde a una atracción sexual hacia menores de entre 11 y 14 años.
Por último, tenemos la pedoefebofilia, que implica una atracción hacia adolescentes entre los 15 y 18-19 años.
No obstante, es importante tener en cuenta que muchas veces no importa tanto el rango de edad en la atracción, sino la apariencia en el desarrollo de los niños y niñas.
Según el objeto de atracción, encontramos pedófilos exclusivos y pedófilos no exclusivos.
Los exclusivos son aquellos que únicamente se sienten atraídos por menores.
Y por tanto, es importante decir que evidentemente, los pedófilos no exclusivos presentan un mejor pronóstico en el tratamiento ya que contamos con más posibilidades para poder obtener satisfacción sexual de una manera saludable.
Y ahora sí, también quiero compartir con vosotros/as cuál es la clasificación que hace Latifa Bennari, que es la fundadora de ÂngelBlau en Francia, y ella habla de tres tipos de pedófilos.
Nos explica que los pedófilos activos son aquellos que buscan tener relaciones sexuales con menores, o contemplan poderlas tenerlas, ya sea aprovechando las oportunidades que les ofrezca la vida o ya sea buscándolas intencionadamente. Después tenemos a los pedófilos pasivos, que son aquellos que no llegan a pasar al acto, pero por no haberse dado las condiciones necesarias. Es decir, en estos casos, la ausencia de no pasar al acto no es fruto de una decisión y responsabilidad asumida, sino que es resultado de diversos factores que no guardan relación con su voluntad. Como, por ejemplo: inhibiciones, miedo a la prisión o miedo a perder el contacto social con las personas de su entorno.
Muchos de estos pedófilos, presenta un riesgo muy elevado de pasar al acto directamente de forma imprevisible e incontrolada. Por último, encontramos los pedófilos abstinentes, que son aquellas personas que han escogido no pasar al acto y esta elección también puede ser por motivos de orden moral o bien por la elección responsable de no exponer a el/la menor a las consecuencias del abuso sexual.
Es necesario señalar que un pedófilo abstinente puede pasar a ser un delincuente sexual en caso de consumir Material de Explotación Sexual Infantil (MESI).
Pedofilia no es pederastia
Pedofilia no es pederastia. Es importantísimo que lo tengamos muy en cuenta. Un pederasta implica a una persona que ha debido de realizar comportamientos de abusos y/o agresión sexual o similares a menores de edad. La pederastia consiste en abusar sexualmente de un o una menor, incluyendo el visionado, producción y/o comercialización de imágenes de explotación sexual infantil (MESI).
Ante la pregunta: ¿todos los pederastas son pedófilos?
Debemos de tener presente que no, no lo son. Muchas personas que abusan de menores no presentan los criterios diagnósticos de pedofilia y entonces, deberíamos de analizar caso por caso para identificar lo que le ha movido o motivado a efectuar el abuso. Nos podemos encontrar con personas que hacen un abuso de poder, un abuso de oportunidad, etcétera, etcétera.
En este punto de la presentación, me gustaría compartir con todos y todas vosotros/as algunas de las que considero preguntas clave en torno al tema que nos ocupa, que es la pedofilia y la pederastia en el caso de mi ponencia.
Entonces, ante la pregunta de si la pedofilia es una enfermedad, he de decir que yo considero que la pedofilia es una inclinación sexual que no desaparece, que no se cura, pero sí sobre la cual se puede tener el control. El pedófilo vivirá con ella toda la vida. Para promover una posición de pedófilo abstinente, puede recibir tratamiento especializado y aprender a gestionar sus impulsos sexuales y así no hacer daño a ningún niño/a o adolescente.
¿La pedofilia es una orientación sexual?
En relación con si la pedofilia es una orientación sexual, deciros que no existe un consenso en la comunidad científica sobre si la pedofilia es una orientación sexual. Lo que sí sabemos es que está relacionada con el deseo, con la atracción, pero que esté relacionada con el deseo y la atracción, no quiere decir que se puedan justificar este tipo de prácticas, entendiendo que los niños/as nunca pueden consentir.
Sobre la pregunta de si los pederastas han sufrido abusos sexuales en su infancia, el porcentaje de personas que abusan y han sufrido abusos actualmente se sitúa en torno al 30%.
Entonces, muchas de las personas que también trabajamos con supervivientes de abusos, creemos que esta idea generalizada de que la mayoría de los abusadores han sido abusados en su infancia, en realidad estigmatiza a las personas que han sufrido el horror del abuso sexual cuando eran menores y por tanto, es responsabilidad de todos y todas romper con este mito. No existe una relación causa-efecto cuando las personas que han sido abusadas cometen también un abuso. Puede ser debido a diversos factores y no necesariamente quiere decir que estemos ante una persona que presente pedofilia. Siempre será necesaria una evaluación del caso por caso.
¿A qué edad los pedófilos acostumbran a darse cuenta de que les atraen los/as menores?
Bien, y ¿a qué edad los pedófilos acostumbran a darse cuenta de que les atraen los/as menores? Pues generalmente en la etapa de la pubertad y la adolescencia, cuando van siendo más conscientes de su identidad y sexualidad.
Un pedófilo, ¿puede dejar de serlo? No.
La pedofilia no se cura, pero sí, como decía antes, se puede tener el control sobre ella, pero el pedófilo vivirá toda la vida con esta a inclinación sexual. En relación con cuál es el origen de la pedofilia, ¿se nace con ella?
Quiero deciros también que hay un desacuerdo sobre las causas de la pedofilia. Hay autores como James M. Cantor, que creen que es una cosa con la que se nace y que esencialmente no cambia a lo largo del tiempo. Pero también hay otros autores que hablan de causas como son la exposición prenatal a andrógenos, desequilibrios en neurotransmisores, alteraciones funcionales a nivel cerebral.
Ante esta diapositiva, quiero deciros que las cifran hablan… Sin necesidad de entrar en un estado de alerta constante, debemos saber que, por cada uno de cinco niños o niñas que serán abusados o abusadas antes de los 17 años, hay un agresor.
Y puede ser cualquier persona de nuestro entorno. Por tanto, hacen falta iniciativas que vayan más allá de empoderar a los y las menores. Es decir, estas iniciativas son necesarias y se deben seguir realizando y continuar trabajando con los menores. Pero también hacen falta iniciativas que vayan directamente a la raíz del problema y esta raíz está en los pedófilos. Son estas personas que potencialmente pueden llegar a convertirse pederastas.
Ahora sí, en relación con el ámbito de la prevención del Abuso Sexual Infantil, me gustaría compartir algunas cuestiones que para mí son fundamentales.
¿Qué supone la prevención del abuso sexual infantil?
Pues… mirad, desde mi experiencia y desde mi humilde punto de vista, supone huir del rechazo y aceptar el diálogo con aquellos pedófilos que lo deseen, en aras de acompañarlos para evitar que pasen al acto. Hace falta concebir al pedófilo como una persona con ideas, emociones, que sufre y que necesita ser ayudado. Desde el estigma y el rechazo, este apoyo es inviable. No obstante, a favor de que el apoyo sea efectivo, es una condición indispensable que el pedófilo se muestre sincero con nosotros/as y honesto con su demanda de ayuda.
¿Qué es la prevención desde la raíz?
¿Qué queremos decir cuando hablamos de prevención desde la raíz, que es lo que fundamentalmente hacemos desde ÂngelBlau?
Es importantísimo como bien decía trabajar con los niños y niñas con el objetivo de enseñarlos estrategias de protección para evitar las relaciones abusivas. Es una tarea fundamental, no la pongo en duda y es más que necesaria. Pero para prevenir que los abusos sigan pasando, debemos trabajar con las personas que potencialmente pueden ejercer estos abusos.
ÂngelBlau se enfoca en ofrecer apoyo especializado a pedófilos abstinentes, que son personas que sientes atracción hacia niños/as y adolescentes, pero que nunca han abusado y también hacia pederastas que no quieren volver a abusar y hacer daño. Tratamos de reforzar esta posición de abstinencia, brindándoles un espacio donde se sientan escuchados y puedan romper el silencio que en muchas ocasiones les hace sentirse solos, deprimidos, ansiosos… y estos factores conforman el contexto más idóneo para tener más probabilidades de pasar a la acción y cometer abusos sexuales.
Desde la raíz quiere decir dotar de herramientas a las personas pedófilas para que digan “no” al abuso de niños y niñas.
Para que tengan claro el hecho de no querer pasar a la acción. En este sentido, la pedofilia no se escoge, pero la pederastia sí. No se puede evitar ser pedófilo, sentir atracción hacia niños, niñas o adolescentes, pero sí se puede evitar ser pederasta.
¿Contamos con iniciativas previas que demuestren la eficacia de la prevención desde la raíz?
Pues sí, hay iniciativas en otros países que constatan la eficacia de tractar lo que denominamos pedófilos abstinentes. Un ejemplo es el proyecto Dunkelfeld en Alemania, que refuerza la necesidad de un grupo de expertos/as que apueste por la prevención y el abordaje integral de la pedofilia.
En nuestro entorno encontramos PrevenSi, una plataforma que se va a crear hace aproximadamente dos años y de la cual ÂngelBlau también forma parte.
La gran pregunta, ¿qué deberíamos hacer de manera diferente?
¿Qué deberíamos hacer de manera diferente?
Pues trabajar desde la raíz y no centrar la prevención únicamente en empoderar niños y niñas enseñando estrategias de protección, que como he dicho es necesario y no es incompatible con el tipo de prevención que propongo que es desde la raíz.
Tal y como comentaba anteriormente, a pesar de que no todas las personas con atracción sexual hacia menores son pederastas ni todos los pederastas desean sexualmente a un menor, conviene incluir la educación, asesoramiento y la terapia no solamente en aquellos ofensores sexuales de menores, sino también en aquellas personas que frente a sus inclinaciones sexuales pedófilas, necesitan de una intervención para no cometer un delito de estas características o en otros términos, para no volver a reincidir.
Bien ahora sí, me gustaría compartir con todos y todas vosotros/as unas palabras fruto de un testimonio de una persona pedófila a la que he estado acompañando a nivel terapéutico, a nivel clínico durante meses y que pienso que ilustra muy bien algunas de las cuestiones que he tratado de transmitir en mi ponencia. Dice así:
“No sé ni por donde comenzar, así que escribiré lo primero que se me pase por la cabeza. A veces es la mejor manera de que salga lo que realmente llevas dentro, porque no lo filtras. Pensar demasiado acaba siendo contraproducente porque te impide extraer todo lo que llevas dentro, más escondido, que no sabes ni tú mismo lo que hay al cabo de los años. Has tenido miedo de hablar de ello toda la vida, y el silencio con el que la has ido cubriendo, se ha convertido en una costra gruesa y maloliente que te impide ver lo que esconde debajo. Al cabo de los años, dos décadas en mi caso, ya no puedo más.
Mi vida no se sostiene por ningún sitio, no tiene fundamentos. Es como un edificio a punto de derribarse. Y lo curioso es que, como eres tú, eso es lo único que ves. Lo único importante desde mi punto de vista es la inestabilidad que esconde, que sostiene toda la infraestructura. Los otros no ven esto. Conoces a alguno y si intentas poner buena cara, si intentas hacer algo de teatro, haciendo el papel de persona segura de sí misma, esa persona pensará que todo te va bien, que no tienes ningún problema. Y tú vas siguiendo así día tras día, con ese peso dentro, aquel escozor que te quema por dentro, que no te abandona y que finalmente ya incorporas como parte de ti mismo.
Como no sabes cómo echarla fuera, la aceptas y te conformas; te haces cargo. De eso se trata hacerse mayor, ¿no? Una persona adulta y madura conoce sus límites y se adapta. Después de tanto tiempo, yo prácticamente he tirado la toalla, has “hecho grandes progresos” me dicen, “ya no eres el mismo”. Si, es verdad, ya no hago nada que sea considerado deplorable. Yo no busco por internet fotos de niños ni tampoco me fijo en ellos cuando voy por la calle. Es un gran paso, supongo. Bien, sí, soy consciente de que en general ha cambiado el rumbo, pero todavía llevo adentro un malestar que no hay manera de que me abandone, no se va, no sé cómo echarlo fuera. Si lo hablo con la gente la respuesta siempre es la misma: te debes aceptar como eres. Debería de enmarcar esta frase y colgarla en la pared. En todas las paredes de casa para que en cada momento lo tuviera bien presente. Ahora he intentado ser irónico, no sé si he sido lo suficientemente claro con esta aclaración. Yo no sé cómo se debe hacer eso de aceptarse, con una cosa así. El problema, supongo, es que no me gusta ser así, no quiero ser un pedófilo. No me gusta, yo siempre he tenido muy poca autoestima y ahora solo me faltaba esto. Quiero dejar de ser un mierda de pedófilo desgraciado y asqueroso.»
Estas son, como os decía, palabras de una persona que he acompañado durante tiempo a nivel clínico. Deciros que, para ajustarme a los tiempos de mi presentación, hay aspectos que no he podido tratar y que darían pie y formarían parte de otro capítulo, pero también tenemos toda la cuestión de las mujeres pedófilas y abusadoras de menores que también hace falta visibilizar y que todos/as seamos conscientes, a pesar de que el porcentaje está que el 90% son hombres y tenemos un 10% de mujeres abusadoras y en este caso la cifra negra es aún más elevada.